Aunque en nuestro departamento de Pinamar queda una máquina de coser en forma permanente no tengo la comodidad de mi tallercito, ni las telas, ni todos los elementos necesarios. Tengo bastante acá pero cada vez que me pongo a trabajar algo me falta, me olvidé de traer o acá no se consigue así que dejo la costura para cosas pequeñas o de la casa y me dedico más a las aplicaciones y bordados.
Ayer armé un bolso con un bordado que hice el año pasado de la mano de Marcela Toledo Cattaneo, mi profesora de costura. Marcela es un sol de persona y tiene unas manos y una creatividad que dan envidia.
Los puntos utilizados no varían mucho de los que uso habitualmente pero lo que sí logró es sacarme de lo tradicional y llevarme al folk utilizando colores y elementos que por mi misma jamás hubiese incorporado. Estoy muy contenta con el resultado y me imagino que mi hija ya estará esperando poder llevarsela.
Me gustaría ponerle manijas de lonjas de cuero pero acá no sé dónde conseguirlas. Veremos qué hago cuando llegue a Buenos Aires.
El diseño original termina con una vuelta de cascabeles y bolitas de fieltro pero las usé para el arbolito de navidad.
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